viernes, 30 de septiembre de 2016

Cuentos famosos...


CUENTOS FAMOSOS DE ÁRBOLES FABULOSOS Y ANIMALES ENOJOSOS

Gonzalo España
Bogotá, Panamericana Editorial, 2007, 117 págs.
Ilustraciones de Alexander Marroquín

   Nacido en Bucaramanga (Colombia) en 1945, Gonzalo España realizó estudios de economía en la Universidad de Antioquia, pero ha sentido una marcada predilección por la narrativa de corte histórico y tono juvenil con títulos como Historia imaginaria de conquistadores e indios, Historia imaginaria de amores y desvaríos, Historia imaginaria de sucesos extraordinarios (publicados por Tres Culturas Editores) o Galería de piratas y bandidos de América (Ed. Gamma). En 2007, la editorial Panamericana publicó una colección de diez cuentos populares (de Perú, Colombia, Guatemala, Estados Unidos, Venezuela, Paraguay, Nicaragua y México), herederos de “la triple herencia aborigen, europea y africana [que] engendró una mitología mestiza que reelaboró los antiguos portentos hasta más no poder. Desde entonces, las ceibas gigantes dieron en andar como alegres comadres en plan de visita por las calles de La Habana […] en Paraguay algunas flores de jardín iniciaron la costumbre de ahuyentar a los ladrones a gritos y en Chile las niñas gustaron de transformarse en flores de camalote” [Presentación, p. 13]
   Reproducimos el cierre del relato venezolano, “El árbol que subía al cielo”.

   “No tardó en morir otro parroquiano que se sumó al anterior, y la vida se tornó insoportable. Los muertos no sólo seguían allí, sino que trajinaban sin rumbo día y noche por las calles y alcobas, estorbaban en las cocinas, se metían en los baños, no descansaban ni dejaban descansar nunca. Para colmo de males, era imprescindible alimentarlos, y como si esto fuera poco, comían como buitres. En lo mejor de la noche les dio por organizar unas ruidosa partidas de tabas que no tenían fin.
   Entonces se decidió sepultarlos que es lo que se hace hasta ahora, pues aunque se le buscó por todas partes, se le encargó a viajeros que llegaban hasta regiones distantes, se ofreció una gran recompensa para quien hallara otro de su especie, e incluso se intentó cultivarlo a partir de diversas semillas, nunca fue posible obtener una copia del árbol de trepara al cielo”.

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