jueves, 24 de mayo de 2012

Lengua de gato




LENGUA DE GATO

José Antonio Ramírez Lozano
Madrid, Edelvives, 2012, 102 págs.
Premio Lazarillo 2011.

Si El ángel gordo, cuya aparición reseñábamos en una entrada reciente, es un relato infantil, Lengua de gato es una de esas narraciones de Ramírez Lozano que puede ser disfrutada por cualquier lector. Tomando como modelo las viejas leyendas orientales, la novela, último premio "Lazarillo" convocado por la editorial Edelvives, nos sumerge en una ciudad mágica en que los gatos, pero no los hombres, pueden transitar, por oscuros laberintos subterráneos, de Estambul a Bizancio y de Bizancio a Constantinopla en una narración marcada por una desatada imaginación y por el acierto estilístico. Reproducimos el párrafo inicial.


“En Estambul abundan los gatos pardos de la vecindad, hijos impuros del común que hacen vida de perros, desmereciendo así su estirpe, la unción esa con que el profeta los distingue.
Gatos misinos algunos, hechos al arrullo del dueño, que jamás aprendieron a valerse por sí y malviven de la migaja de su misericordia, pudriéndose en su propia soñarrera, carne de borra, tripa de cojín.
Pero no, que Estambul es patria también de gatos sabios, cientos de gatos sabios, hechos de su propia sombra, que recorren el perfil de las cúpulas contra el crepúsculo, cómplices de la noche, vestales de un pasado que late aún, líquido, bajo el mortero de sus mezquitas. Son las cisternas, decenas de cisternas que socavan la ciudad y en las que tañe el agua como un oráculo. Un agua muerta, hecha solo de la disolución de las sombras. Un agua sagrada y quieta que acaba en ella misma y no fue nunca de este mundo. El poso de la eternidad que no conoce las mareas ni remejen los terremotos. Densa como el cinabrio, guarda en el relente de sus sirtes cientos de carpas monacales que jamás vieron otra luz que la de las pupilas de los gatos” [pp. 9-10]

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